Más de Cuarenta

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sábado, 28 de julio de 2007

Amma, la señora del abrazo, en Chile

Durante este fin de semana estuvo en Chile Mata Amritanandamayi Devi, Amma. La prensa y la televisión se hicieron eco del fenómeno que tal visita provocó en la población ávida de sucesos espirituales, renovaciones y sanaciones varias. Su visita me ha motivado a escribir estas reflexiones.


¿Quién es Amma?

Según el sitio web http://www.ammachile.cl, se trata de una "maestra realizada", es decir, quien ha experimentado la unión con la divinidad. El mismo sitio pregona que esta mujer lleva 30 años dedicada al servicio de sus semejantes, levantando un gran número de obras caritativas tales como consultorios, hospitales, orfanatos, esculelas y centros de enseñanza superior en diversas partes del mundo. La característica más representativa de las visitas que Amma realiza en cualquier país que la acoja, es la celebración de maratónicas y multitudinarias ceremonias (darshan) en las que miles de personas hacen filas durante horas para conseguir un abrazo de 30 segundos en el amplio seno de la señora.

Los testimonios de quienes han disfrutado de ese momento hablan de diversos efectos en su ánimo, en su espíritu e incluso sanaciones físicas.

En resumen, una buena señora, dispuesta a entregar apoyo, afecto y energía anímica en base a un gesto casi olvidado en nuestra sociedad del desapego: un abrazo sincero. Nada malo se puede decir de ella, de sus intenciones y sus obras.


Sin embargo ...

Sin embargo, me pregunto: ¿Tiene que venir alguien del otro extremo del mundo para mostrarnos algo tan obvio? ¿Producirán sus abrazos un cambio real y sustancial entre los abrazados? Fuera de ser momentáneamente conmovidos (incluso se vio a algunos famosillos y faranduleros en poses místicas de recogimiento), no creo que provoque cambios radicales.

¿Por qué mi escepticismo? Varias razones:

1. Fue un evento organizado por y para esa casta new-age ABC1 de la capital, como ya dije, ávidos de fenómenos espirituales pero que no trepidan en cercar sus casas con muros cada vez más altos, y con vivir cada vez más aislados y lejanos de la parte más pobre de la ciudad. Es un contrasentido que representantes de la clase social en que se practica con más ahinco la segregación social, traiga a Chile a una representante de India, país en donde el sistema de castas es brutal e inflexible. ¿Sabrán ellos que la misma Amma suscitó el reparo de muchos religiosos hindúes por pertenecer a una casta inferior?

2. El lugar del evento era de fácil acceso a todos aquellos que viven en los suburbios caros de Santiago, y que cuentan con movilización propia. El resto, el "perraje" clase media, que se las arregle viajando hasta dos horas en nuestro horrible "Tranchantiasco".

3. Se armó una enorme fila de personas para llegar a Amma, pero además se organizó otra fila más expedita para "casos especiales". Estos casos especiales no eran minusválidos o ancianos, sino por ejemplo, un joven matrimonio recién casado que deseaba la "bendición" de la buena mujer.

4. Apuesto doble contra sencillo que el 99,99 % de los abrazados por Amma no han dado un abrazo sincero desde hace años, y no lo darán después, tampoco. La solidaridad y el amor por el prójimo no se consiguen en forma mágica, ni siendo abrazados por una dulce mujer, por muy buena o santa que sea, si en el fondo de nuestro corazón no existe el real deseo de entregárnos a nuestros semejantes.

Insisto: ¿Tiene que venir Amma a abrazarnos para que volvamos a entender el valor de un abrazo? ¿Los abrazados por Amma saldrán ahora a la calle a repartir ese amor entre los desposeídos? No lo creo. A lo más, organizarán pequeñas e íntimas fiestas de los abrazos entre sus íntimos, en donde intercambiaran opiniones sobre el efecto que el abrazo de Amma tuvo en ellos, de como ha "cambiado su vida" después de eso: -"Ahora le perdono al gordo que invite a sus amigotes a Chicureo"; -"No importa que mi chanchi haya chocado la 4x4, dos veces".

No creo que acepten mezclar el aroma de sus perfumes, la delicadeza de sus pañuelos, con el olor del pueblo y la ropa sucia del pobre.

¿Sabía Amma, antes de venir, al país que llegaba? No lo creo. De saberlo, creo entenderla, ella habría exigido reunirse con la gente en el Estadio Nacional, en la Plaza de Armas, en el Parque O' Higgins o algo similar. Ella habría privilegiado sus abrazos para aquellos que realmente los necesitan: los que han pasado frío en la calle, los que tienen hambre, los desposeídos, los desclasados, los rechazados y toda la masa de gente que es considerada parias, deshechos y ruinas de esta sociedad de porquería que constituimos todos.

Si Amma te ha abrazado, si realmente crees en lo que ella representa, si crees que realmente ella te ha impactado para siempre, sal ahora a la calle y abraza con amor a un desconocido, pregúntale que siente, cuales son sus problemas, ofrécele tu ayuda.

Y si Amma no te ha abrazado, házlo de todas formas. No es necesario que nadie te abrace para que aprendas eso. Sólo necesitas ser menos egoísta, mirar menos tu ombligo y aprender a dar.